El cacao africano se revoluciona

Posted By: Ecolectia In: Actualidad Mundial On: Comment: 0 Hit: 8359

Ha habido una revolución del chocolate y muchos no se han dado cuenta.

Realmente no ha sido una revolución completa, sino el inicio del cambio de las reglas de juego para los productos africanos de cacao y es que la ratio actual es inviable. El productor de cacao africano recibe el 4% de los beneficios del chocolate que compras en el supermercado mientras que el fabricante y distribuidor gana el 75%.

No queremos que se te amargue el cacao, pero son datos que se han de conocer para ser conscientes de las reclamaciones de los países del sur. Ghana y Costa de Marfil producen el 60% del cacao mundial siendo que un cuarto de la población de estos países depende directamente de la cosecha de estos granos. Los fabricantes de chocolate lo compran desde siempre a un precio ultra reducido en un oligopolio de la distribución formado por los grandes: Nestlé, Craft, Mondelez, Mars, Barry Callebaut, Olam o Cargill entre otros.

"El problema es que hay factores medioambientales y económicos que inciden directamente sobre el precio y desde 2016 el cacao cotizaba a mínimos históricos"

El problema es que hay factores medioambientales y económicos que inciden directamente sobre el precio y desde 2016 el cacao cotizaba a mínimos históricos… hasta que los países del Golfo de Guinea dijeron “basta”.

Hasta ahora enemigos comerciales, Ghana y Costa de Marfil, por medio del Ghana Cocoa Board y del Consejo del Café y Cacao de Costa de Marfil, decidieron que no venderían la cosecha de cacao de 2020 y 2021 si no se garantizaba un precio mínimo a las comunidades de los campesinos del orden de 2.300 euros por tonelada. Algo que desde el Comercio Justo se lleva aplicando desde hace décadas, como un precio mínimo vital, pero que para el resto de fabricantes chocolateros occidentales supone la reestructuración de su negocio, que al fin y al cabo se basa en un modelo de explotación poscolonial que cronifica la pobreza de las familias productoras.

Es fundamental la trazabilidad y es por eso que los modelos de comercio justo ayudan a garantizar que la producción del cacao provenga también de zonas legales. Gran parte de la producción del cacao se hace de manera ilegal, haciendo que el precio se reduzca en una economía sumergida que sólo favorece la volatilidad del mercado y da grandes ganancias a los compradores occidentales. El cacao legal, sin explotación ni esclavitud y que no proviene de bosques deforestados sino de zonas permitidas, es mucho más caro y se ve obligado a reducir sus costes para que lo acaben comprando.

Es un círculo vicioso que perjudica a medio y largo plazo al agricultor y su entorno. Si se siguen deforestando, como hasta ahora con el cultivo nómada del cacao, no habrá bosques en Costa de Marfil y Ghana, haciendo que se reduzcan las lluvias y las cosechas año a año y que la población rural tenga que buscar nuevas oportunidades fuera de las zonas de cultivo: en África Occidental ya hemos perdido el 80% de las superficies de los bosques en los últimos 50 años. Aparte de un precio justo, el cacao necesita un cultivo sedentario, legal y transparente, aunque esto acabe repercutiendo en un precio más elevado que en cadena acabaremos asumiendo los consumidores.

"Si se siguen deforestando, como hasta ahora con el cultivo nómada del cacao, no habrá bosques en Costa de Marfil y Ghana"

Como resultado, tras la presión de ciertos sectores de la opinión pública, ONGs y Fairtrade se ha conseguido una subvención gubernamental de la agricultura por parte de los gobiernos africanos y un pequeño avance que tendrá resultados a partir de octubre de este año 2020: Los Gobiernos de Ghana y Costa de Marfil apuestan por su propio diferencial obligatorio de 400$ por tonelada para garantizar que los productores reciban un precio mínimo vital.

Fairtrade por su parte aumentó su precio mínimo un 20%, lo cual implica que los agricultores reciben 236$ aparte del diferencial gubernamental por tonelada vendida que estaba ya en 2.400$, el importe base más elevado del mercado.

Si a esto les sumamos que los programas de Comercio Justo que desarrolla Fairtrade implican una prima anual extra y que profesionales del sector empoderan a los agricultores con asesoramiento de cómo diversificar su economía local aparte del cacao y cómo reducir costes de producción para ser más competitivos, nos encontramos con el único marco de comercialización que garantiza la prosperidad de las comunidades productoras africanas.

Los gobiernos ghanés y marfileño han dado un ultimátum que se venía gestando desde hacía años y que ayudará a que muchas familias de cacaocultores se puedan beneficiar de un precio más elevado aunque sea de manera provisional, pero realmente es el consumidor de chocolate el que ha de mover la balanza y apostar por un chocolate sostenible y justo o un chocolate ilegal.

"Los gobiernos ghanés y marfileño han dado un ultimátum que se venía gestando desde hacía años y que ayudará a muchas familias de cacaocultores"

 

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