¿Qué pasará después del Covid-19? Un mensaje de esperanza

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Vivimos tiempos muy difíciles que nos llevan a una realidad distópica. El mundo está cambiando a pasos agigantados y necesitamos tener respuestas, poner fechas finales, pensar qué va a pasar después de estas cuarentenas.

No tenemos desgraciadamente respuestas claras a estas cuestiones, lo cual nos produce frustración, pero podemos reflexionar en base a lo aprendido en semanas de cómo puede ser nuestra vida después del Covid-19.

Este coronavirus, que en un principio se desarrolló en Wuhan, pronto se extendió a todos los continentes. Se le denomina Covid-19 por dos motivos. Por un lado, hay muchos coronavirus que están mutando y este, el detectado en diciembre de 2019, es uno más, ni el primero, ni el último. Por otra parte, no podemos hablar de un “virus chino”, eso estigmatiza a un colectivo de manera injusta y es por eso la OMS decide denominarlo de manera neutral.

Así pues, esta enfermedad del Covid-19 (Corona Virus Desease 19) es una dolencia infecciosa causada por un nuevo virus que no había sido detectado en humanos hasta la fecha. El virus puede causar una enfermedad respiratoria similar a la gripe con diversos síntomas como tos, fiebre o dolor muscular que, en casos graves, puede producir una neumonía.

Para protegerse es importante el lavado de manos de forma regular y sobre todo no tocarse la cara. Estas medidas de higiene son un cambio de paradigma para las sociedades occidentales, y un reto certero para países en vías de desarrollo.

“Se han visto canales con aguas cristalinas, se han visto niveles de CO2 bajo mínimos en Hubei o en el valle de Po”

¿Qué estamos aprendiendo durante esta crisis?

1) NECESIDAD DE MEJORAR LOS SITEMAS PÚBLICOS DE SALUD

Se ha visto de una manera muy clara que los recortes en salud han sido un lastre para la crisis sanitaria del Covid-19. Los países mejor preparados son aquellos que disponen de una amplia infraestructura con una mayor ratio de camas de UCI por paciente.

La salud privada nunca será capaz de hacer frente a una pandemia global, ya no porque su naturaleza privada se limita a ciertos sectores de la sociedad (clientes), sino que no tienen un servicio de salud destinado a enfermedades nuevas y cuidados paliativos (pacientes).

Ante esta situación, los sistemas públicos se han visto revalorizados, incluso desde áreas hasta ahora partidarias de su estrangulación. Este refuerzo tiene que verse reflejado en los próximos años.


2) INVERSIÓN EN CIENCIA IMPRESCINDIBLE

La ciencia es la que salvará la humanidad. Los estudios científicos, médicos, epidemiológicos, y muchos otros trabajos sociales, de ingeniería o biológicos nos llevarán a soluciones eficaces para problemas globales.

Es al científico al que hay que escuchar y no al especulador. Esta lección tan propia de guiones de cine la hemos visto en esta crisis del coronavirus. Los negacionistas, además, del cambio climático o de las vacunas que esta última década han puesto la zancadilla a la investigación, son los mismos que negaban la alarma del Covid-19. Los líderes del alt-right son los que más reniegan de la ciencia.

La lección que hemos de sacar de esta crisis es que necesitamos redoblar la inversión científica en aras de proteger a toda la población del planeta y no sirven discursos populistas que nieguen la realidad científica.

3) SOLIDARIDAD COMO RESPUESTA A UNA CRISIS GLOBAL

El caos se ha apoderado de todos los países, viendo situaciones vergonzosas y egoístas, no queriendo compartir materiales ni equipos médicos, o no viendo que una crisis económica global necesitará una respuesta global.

El conocimiento compartido es la clave para desarrollar vacunas y medicamentos contra el Covid-19, algo extensible al resto de enfermedades globales.

Nos cansamos de oír que habrá un antes y un después tras este coronavirus, pero no se dice cuál es el camino. Tras crisis ambientales, pestes y guerras, siempre hay una reconstrucción. Lo importante en esta ocasión, y dada la envergadura del problema, es que nadie se quede atrás. La solidaridad ha de ser transversal, desde la investigación, pasando por los cuidados y la recuperación cotidiana en los países occidentales, y por supuesto, en los países en vías de desarrollo.

4) MEJORAS MEDIOAMBIENTALES

Lo que más ha impactado del confinamiento en nuestras sociedades no son las calles desiertas o las colas a la hora de buscar alimentos. Hemos vivido jornadas de huelga o protestas con instantáneas parecidas, pero conforme pasan los días, hay algo que impacta mucho más: la naturaleza.

La naturaleza es muy sabia y la contaminación muy mala. Se han visto animales salvajes merodeando en las calles vacías de las capitales, se han visto canales con aguas cristalinas, se han visto niveles de CO2 bajo mínimos en Hubei o en el valle de Po. Esto sólo puede significar una cosa. Nuestro modelo de consumo y productivo es nocivo.

Si estamos hablando de salud y de crisis globales esta imagen nos tiene que hacer reflexionar sobre nuestro papel en el mundo. El cambio de modelo es inevitable una vez que volvamos a nuestra realidad y cotidianidad.


5) INDUSTRIA LOCAL

Si la factoría mundial era China, ahora tiene que volver a relocalizarse en Europa. La humanidad no puede depender de una sola zona geográfica de producción.

Además, desde el comercio justo exigimos los máximos estándares de respeto de los derechos humanos en condiciones laborales, algo extensible a la producción agrícola, textil y también sanitaria. Siempre lo mejor es el consumo y producción local, siempre que se den las circunstancias climáticas y productivas para intentar reducir nuestra huella de carbono en el transporte.


6) NUEVO PLAN MARSHALL, PERO ECOLÓGICO

No hemos vuelto a hablar del cambio climático desde el mes de enero y eso no puede ser bueno. Nos estábamos marcando una hoja de ruta de mínimos y si no se puede avanzar en la lucha contra el cambio climático, podemos perder un tiempo muy valioso.

Se hablaba de un Green Deal a nivel europeo para paliar las consecuencias del calentamiento global, y ahora estamos volviendo a hablar de una gran inversión pública para ayudar a la recuperación de empleo y la reducción de las deudas nacionales, un nuevo Plan Marshall.

Este plan de rescate ha de tener en cuenta los principios ecológicos en una transición justa y efectiva en que ganemos todos y todas en términos de cooperación, salud, trabajo y desarrollo.

“Estas medidas de higiene son un cambio de paradigma para las sociedades occidentales, y un reto certero para países en vías de desarrollo”

El reto ahora

El gran reto a corto plazo es minimizar la pandemia en términos de salud, pero a medio plazo hemos de echar un ojo a América Latina, Asia y muy especialmente al continente africano. Sus sistemas de salud son mínimos, no tienen acceso al agua, ni a materiales de protección, ni por supuesto a tests. Su pandemia silenciosa no puede ser ignorada como el resto de enfermedades endémicas tropicales. Cuando haya una vacuna, esta tiene que llegar a todos los territorios del planeta de manera asequible, rápida y segura.

“Cuando haya una vacuna, esta tiene que llegar a todos los territorios del planeta de manera asequible, rápida y segura”

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